jueves, 5 de marzo de 2009

Selva de Madagascar

La selva subhúmeda de Madagascar es una ecorregión de la ecozona afrotropical, definida por WWF, que ocupa la mayor parte de la meseta central de Madagascar.
Es una ecorregión de selva umbrófila con una extensión total de unos 199.500 kilómetros cuadrados (aproximadamente la mitad de Paraguay), que cubre la mayor parte de la meseta central, desde los 800 metros de altitud por el este y desde los 600 metros por el oeste.
Limita al norte y al oeste con la selva seca caducifolia de Madagascar, al este con la selva de tierras bajas de Madagascar, al suroeste con el monte suculento de Madagascar y al sur con el matorral espinoso de Madagascar. Alcanza el océano Índico en dos estrechas franjas al nordeste y al noroeste; en ésta última, limita también con uno de los enclaves del manglar de Madagascar.

En seis áreas por encima de los 1.800-2.000 metros de altitud, deja paso al brezal de Madagascar. El monte d’Ambre, en el extremo norte de la isla, alberga un enclave de selva subhúmeda, rodeada a menor altitud por selva seca caducifolia. La ecorregión también incluye varios enclaves en los macizos de Analavelona e Isalo en el suroeste, rodeados de monte suculento a menor altitud.

La meseta recibe los húmedos vientos alisios, por lo que es más húmeda que las regiones circundantes al norte, al sur y al oeste.





Flora
La flora original de la ecorregión se ha visto alterada por la intervención humana: se han talado extensas áreas para agricultura y ganadería, y se han introducido muchas especies exóticas. Aún perviven áreas de selva cerrada siempre verde, y zonas de monte abierto. Grandes áreas están cubiertas de pradera, pero no está claro si esto es o no resultado de la intervención humana.
La ecorregión alberga varias especies procedentes de la flora antártica templada del hemisferio sur, entre ellas varias especies de coníferas podocarpáceas (Podocarpus y Afrocarpus) y Takhtajania perrieri, único representante en África de las winteráceas.




Fauna
Esta ecorregión albergaba en la antigüedad una megafauna característica. El aislamiento de Madagascar provocó que las escasas especies de mamíferos terrestres, en particular los lémures, evolucionaran para adatarse a ciertos nichos. Había lémures gigantes (Megaladapis edwardsi), hoy extinguidos, tan grandes como un orangután adulto. Varias especies de ave elefante Aepyornis, ratites gigantes no voladoras, también se extinguieron después de la llegada del ser humano a las islas; entre ellas, Aepyornis maximus, la mayor ave que ha existido.

Endemismos
Entre las plantas destacan las palmeras Bismarckia nobilis y Ravenala madagascariensis.
Varias especies de musarañas, tenrecs y roedores son endémicas de esta región.
Entre las aves, cabe citar el zampullín del Aloatra (Tachybaptus rufolavatus), el porrón malgache (Aythya innotata), ambos en peligro crítico de extinción, y dos especies de paseriforme: el oxylabes de cejas amarillas (Crossleyia xanthophrys) y Dromaeocercus brunneus.




Hay al menos 25 especies de reptiles endémicos y 20 de anfibios, entre ellos numerosos camaleones, como Calumma tsaratananensis, el camaleón de Petter (Furcifer petteri) y los camaleones enanos Brookesia ambreesis, Brookesia antakarana, Brookesia lineata y Brookesia lolontany en el norte y noroeste, y Calumma fallax, Furcifer campani y Furcifer minor en el centro y sur de la región; los eslizones Amphiglossus meva, Androngo crenni y tres especies del género Euprepis: Euprepis grandidieri, Euprepis madagascariensis y Euprepis nancycoutouae; dos gecos, Lygodactylus blanci y el geco diurno de Klemmer (Phelsuma klemmeri); el lagarto Zonosaurus ornatus; las serpientes Pseudoxyrhopus ankafinensis, Liopholidophis grandidieri y Liopholidophis sexlineatus; y los anfibios Rhombophryne testudo, Scaphiophryne goettliebi, Mantella crocea, Mantella cowani, Mantidactylus domerguei, Boophis laurenti y Boophis microtympanum.

Estado de conservación
En peligro crítico. Estas selvas se encuentran más alteradas que las de las ecorregiones vecinas, debido seguramente a su mayor densidad de población a lo largo de la historia y a la proximidad de la capital, Antananarivo; además, la generalizada agricultura itinerante de roza y quema ha eliminado la mayor parte de la selva.

Dinámica de ecosistemas

Los ecosistemas no son entidades estáticas, al contrario, mantienen un continuo proceso de transferencia de materia y energía. Ese flujo es ajustado o readaptado ante cualquier variación del ambiente que incida sobre ellos.
Salvo que la variación sea desproporcionada, por ejemplo por efecto de la acción del hombre, el ciclo se mantendrá estable dentro de unos parámetros máximos y mínimos de sucesión ecológica.
La sucesión ecológica
La tendencia de los ecosistemas es alcanzar el clímax o comunidad climácica. Se denomina así al estado teórico de máxima estabilidad y eficiencia ecológica. El proceso que se desarrolla hasta alcanzar el clímax se llama sucesión, y al conjunto de fases que se van atravesando desde el ecosistema inicial (todas ellas de complejidad creciente) se les denomina serie evolutiva.
La sucesión es resultado de la modificación del ambiente físico por causas internas o externas a la comunidad. Culmina con el establecimiento de un ecosistema biológicamente estable (se alcanza el clímax) que se perpetúa a sí mismo.



Odum definió la sucesión ecológica como un proceso ordenado de cambios direccionales de la comunidad y por tanto predecibles. Las comunidades clímax mantienen un doble equilibrio de las especies entre sí, y éstas con las propiedades ambientales; es pues la máxima meta biológica a la que una sucesión puede llegar.



Las sucesiones suelen referirse a las comunidades vegetales. Durante el clímax de estas comunidades (cuya estructura es compleja) los fenómenos de competencia en el seno de la asociación es ínfimo, manteniéndose una armonía óptima con las condiciones del suelo y la climatológica del lugar.



En las fases más tempranas de una sucesión las especies más abundantes son las denominadas oportunistas, que se reproducen a gran velocidad pero que poseen una escasa biomasa. En el proceso éstas especies serán sustituidas por otras con menor tasa de reproducción y mayor biomasa.


Cuando un ecosistema se constituye inicialmente por medio de las sucesiones, a la primera comunidad que se instala en él se le denomina pionera. Las diferentes fases de sucesión en que puede encontrarse el ecosistema constituido son las de, sucesión primaria o serie completa, sucesión secundaria y sucesión regresiva o disclimax:


Sucesión primaria o serie completa
Se denomina así al proceso de sucesión que se desarrolla desde una zona desnuda hasta alcanza la clímax.


Sucesión secundaria
Se produce cuando la sucesión parte de una etapa cualquiera de la serie c
ausado por una perturbación, sea un incendio, inundación, etc.; en este caso, transcurrido un tiempo retorna a la serie primaria completa. Por tanto, toda sucesión primaria conduce y culmina en el clímax.
Sucesión regresiva o disclimax


Son las que llevan en sentido contrario al clímax, es decir, hacia etapas inmaduras del ecosistema. Las causas del disclímax tienen su origen en el ambiente, y muy destacadamente en la acción del hombre.


No se trata de una sucesión ecológica invertida, sino de una regresión forzosa del ecosistema por la destrucción de alguna etapa de la serie, por ejemplo a causa de un incendio forestal sin regeneramiento, que podría dar paso a la desertización.


Cuando el biotopo inicial del que parten las comunidades hacia el clímax tiene un origen acuático, a las series de sucesión se les denomina hidroseries. Si las series se producen sobre un terreno seco se les denominan xeroseries.